Dido y Eneas es una ópera breve del compositor inglés Henry Purcell, en tres pequeños actos y un prólogo (perdido), basada en un episodio del IV libro de la Eneida de Virgilio,
Personajes
- DIDO. Reina de Cartago, enamorada de Eneas.
- ENEAS. Héroe troyano, fugitivo de la derrota de su ciudad, jefe de los marinos.
- BELINDA. Compañera y confidente de Dido.
- BEDLAM. Bruja mayor, decidida a arruinar el amor de Dido.
Antecedentes
La acción tiene lugar en Cartago en una época mítica.
Dido gobernaba el reino de Cartago con justicia y equidad. Sin embargo, sus súbditos esperaban que el reino se consolidase con el matrimonio de la reina y una válida descendencia.
Acto I
La llegada de Eneas en barco con sus marinos y cautivos de Troya dan esperanzas a Belinda, amiga y confidente de la reina, que ayuda a la reina a vencer sus temores. Llega, en efecto, Eneas, y aprovechando el buen recibimiento que le tributa Dido, se anima a organizar una cacería para que nazca el amor entre ambos; de hecho Eneas ya ha quedado prendado de la reina.
La llegada de Eneas en barco con sus marinos y cautivos de Troya dan esperanzas a Belinda, amiga y confidente de la reina, que ayuda a la reina a vencer sus temores. Llega, en efecto, Eneas, y aprovechando el buen recibimiento que le tributa Dido, se anima a organizar una cacería para que nazca el amor entre ambos; de hecho Eneas ya ha quedado prendado de la reina.
Acto II
Cuadro I
En una cueva cercana, la Bruja y hechicera Bedlam, enemiga de la reina, convoca a las restantes brujas del reino. Puesto que su mayor ocupación es causar daño, Bedlam busca el modo de perjudicar el naciente amor entre Dido y Eneas.
Para ello, una de las brujas se disfrazará de dios Mercurio y fingirá que los dioses exigen que el héroe troyano continúe su viaje hacia Italia, donde debe fundar lo que será el futuro imperio de Roma.
Las brujas ríen ante la perspectiva de semejante maldad, pero mientras están discutiendo se oye pasar por fuera de la caverna la cacería de Dido y Eneas. Satisfechas de su plan, las brujas bailan en la caverna. Al final, para frustrar la cacería, las brujas provocan una tempestad.
En el bosque, Belinda y sus amigas bailan y representan una mascarada para divertir a los amantes. Sin embargo, la tempestad provocada obliga a interrumpir la cacería y volver a la ciudad.
Aeneas and Dido hunting, Jan Miel
Al estallar la tormenta, todos regresan a la ciudad, excepto Eneas, a quien se aparece, por las artimañas de la hechicera un espíritu, disfrazado del dios Mercurio, anunciándole que Júpiter ordena que abandone los placeres del amor y se embarque esa misma noche y le recuerda a Eneas que debe seguir rumbo a Italia. Eneas lamenta el mandato del dios, pero lo acepta. Las brujas cantan y danzan llenas de alegría.
Cuadro I
En el puerto de Cartago los marineros se preparan para hacerse a la mar en las naves. Un marinero canta una canción en la que anima a sus compañeros a levar anclas y marcharse de Cartago para no volver.
Las brujas han acudido al puerto: al ver los preparativos de marcha se alegran; su plan ha tenido éxito y Dido está vencida. Su amor ha fracasado. Las brujas bailan animadamente para celebrar su triunfo.
Cuadro II
Eneas llega ante Dido y Belinda. Eneas trata de explicarle a Dido que los dioses imponen su marcha, pero Dido lo considera un acto de traición. Eneas intenta volver atrás diciendo que anulará la partida, pero Dido no quiere ya oír hablar de él y le ordena que se marche.
Eneas llega ante Dido y Belinda. Eneas trata de explicarle a Dido que los dioses imponen su marcha, pero Dido lo considera un acto de traición. Eneas intenta volver atrás diciendo que anulará la partida, pero Dido no quiere ya oír hablar de él y le ordena que se marche.
A solas con Belinda, Dido le pide la mano y que le conforte en el momento inminente de su muerte. Le pide que la recuerde, pero que olvide su trágico destino. Muere Dido. Sobre su cadáver aparece un coro de Cupidos que a coro llora su muerte y se lamenta de un amor tan desgraciado.